VOLVIÉNDONOS MÁS FRUCTIFEROS
Jesús dijo: "Todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" (Juan 15:2).
¿Los cristianos que llevan fruto son limpiados? Eso no es lo que la mayoría de nosotros espera de una vida de servicio a Dios. En lo profundo de nuestro ser esperamos una recompensa. Después de todo, ¿no es justo?
Lo que Jesús dice acá va en contra de la intuición y de la cultura. Cuando yo era niño, era difícil recibir un cumplido por algún logro. Hoy, si un niño o niña simplemente participa en un deporte de equipo, él o ella recibirá un trofeo. No pienses que soy un viejo amargado que cree que nunca le hicieron un cumplido. Y Yo estoy totalmente a favor del sorprendente apoyo que muchos padres dan a sus hijos hoy. Pero nuestra sociedad está comenzando a descubrir el efecto negativo de mimar a nuestros hijos. Les enseña a aborrecer el ser corregidos y cuando se les celebra por todo lo que hacen, creen que todo lo que hacen está bien.
Esto describe a gran parte de la iglesia actual. Como cristianos, disfrutamos del amor incondicional, pero aborrecemos ser corregidos. En Su analogía de la vid, Jesús dice que nuestro Padre quiere que conozcamos un amor más profundo que el de un padre o madre que mima. Nuestro amoroso Dios dice: "Sí, estás llevando un buen fruto y eso Me agrada. Sin embargo, quiero que aumente tu gozo de la vida eterna. Y lo lograré al limpiarte más".
"Lo limpiará para que lleve más fruto". La mayoría de nosotros no entiende este concepto. Mi esposa y Yo lo aprendimos de la manera difícil el año pasado, cuando un jardinero podó nuestras plantas. Volvimos de un viaje para ver que todo lo verde de nuestro jardín se había reducido a muñones. Nuestro hermoso jardín parecía un cuadro estéril de un planeta solitario. ¡Casi despedimos al jardinero!
Pero cuando llegó la primavera, todas las plantas florecieron el doble. Cada una de ellas se disparó con rapidez y plenitud, y lo que alguna vez estaba desolado, ahora estaba limpio y hermoso, con fruto floreciente. La obra limpiadora de Dios en nuestras vidas es así. No es fácil para nosotros, de hecho es doloroso. Y no es bonito, pero produce un fruto glorioso que de otra forma no habría salido.