VUELVE Y BUSCA SU ROSTRO

Gary Wilkerson

Algunos creyentes sólo oran cuando están siendo disciplinados por Dios. Sienten culpa, se sienten mal y comienzan a orar; y luego gradualmente se olvidan de orar nuevamente. La Biblia dice: “Mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días” (Jeremías 2:32).

En tu caso, puede que no sea porque no oras, es sólo que no tienes un tiempo formal de oración. No es que no dobles tus rodillas delante del Señor, sino que te olvidas de él. No te olvidas de orar, te olvidas del Señor. Cuando te acuerdas del Señor, oras. No puedes pensar en él sin dirigirte a él y adorarlo. No puedes adorarlo sin buscarlo y no puedes buscarlo sin orar.

La oración es algo natural para las personas que recuerdan al Señor. Cuando nos olvidamos de él por unos días, él nos trae recordatorios sutiles y amorosos. Cuando nos olvidamos de él por períodos más largos de tiempo, él comienza a inquietarnos. Cuando nos olvidamos de él por “innumerables días”, él aplica su disciplina a nuestras vidas personales y también a nuestra nación. Cuando una nación comienza a olvidarse de Dios, él agita dicha nación de tal forma que ésta vuelve a él y busca su rostro.

Lo que Dios quiere es muy simple. Él quiere adoradores devotos, decididos e intercesores que busquen su rostro día y noche. Él quiere gente que lo siga hasta el final.

Consideremos lo que Dios hace para traer a las personas a una posición correcta con él, en tiempos como los que vivimos hoy. Él no sólo trae juicio a una nación, sino que levanta un pequeño grupo de personas llamado “intercesores del remanente” y resplandece sobre ellos con su gloria. Él les revela su corazón y les da poder con su gracia y autoridad. Y luego hace que se conviertan en los modelos de lo que él quiere hacer con dicha nación.

Te animo a que te conviertas en parte de esta comunidad de creyentes: Aquellos que adoran a Dios, buscan su rostro y disciernen su corazón para con su pueblo.