Dejando Nuestras Necesidades en las Manos de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

“En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30:15).

El Espíritu Santo nos da fuerza cuando soltamos todas nuestras necesidades en las manos de Dios y confiamos en su poder. Vemos un ejemplo de este tipo de confianza en una mujer moabita llamada Rut. Después de la muerte de su esposo, Rut viajó de regreso a la tierra de Judá con su suegra, Noemí, que era bastante mayor y también viuda. Las dos mujeres vivían juntas en un entorno humilde; y Naomi se preocupaba por el bienestar de Rut.

Rut fue a trabajar en los campos de un hombre rico llamado Booz que resultó ser pariente de su difunto esposo. De acuerdo con la ley judía, Booz podía para casarse con ella y continuar con el linaje del esposo; y Noemí alentaba esto. Dios orquestó un plan maravilloso para que Booz tomara a Rut como su esposa, le diera un hijo y proveyera para a ella y para Noemí.

Esta fascinante historia se detalla en el libro de Rut, y vemos la hermosa manera en que Dios llevó a cabo su plan. Después de trabajar todo el día en el campo, una noche, Ruth le dijo a Booz: “Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano” (Rut 3:9). En resumen, ella le estaba preguntando: “¿Quieres casarte conmigo?” Ahora bien, esta no era una estrategia manipuladora. Rut y Noemí habían hecho todo en el orden divino. Podemos estar seguros de esto porque el linaje de Cristo llegó a través de Rut (Mateo 1:5).

Después de que Rut le hiciera esta pregunta a Booz, ella le contó a su suegra piadosa lo que había sucedido; y Noemí aconsejó: “Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto” (Rut 3:18). Ella estaba segura de que ella y Rut habían hecho su parte; y era hora de quedarse quietos y confiar en que Dios cumpliera lo que había prometido.

Rut y Noemí se relajaron y alabaron al Señor mientras observaban a Dios llevar a cabo su plan divino de maneras sorprendentes. Del mismo modo, cuando tú depositas tu total confianza en Dios en silencio y confianza, él nunca te fallará.

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