Viviendo Una Verdadera Transformación
Hay una lección importante a tener en cuenta en la historia de Noé. Los tigres entraron en el arca y no salieron siendo herbívoros. Su naturaleza no cambió por estar en el arca. Los animales se salvaron del diluvio. Es decir, sus vidas fueron preservadas durante un tiempo, pero su naturaleza no cambió. No fueron transformados. El tigre no se arrepintió de comerse a otros animales; se quedó como estaba.
Si, en algún momento de tu vida, hiciste "la oración" y le pediste a Jesús que entrara en tu corazón, pero nada ha cambiado, puede que haya sido una oración basada en emociones religiosas, no en un arrepentimiento sincero.
He estado en espectáculos de Broadway que conmovieron tanto mi corazón que terminé en el teatro llorando. Digamos que hubieran hecho un llamado al altar: "Si quieres ver un cambio en tu vida romántica como acabas de ver en esta obra, da un paso adelante y podrás tener una mejor relación con tu novia, novio o esposa". Podría haber pasado adelante y para que alguien me dijera cómo mejorar.
Ese tipo de emociones se basan en eventos externos y pueden ser buenas, pero rara vez son duraderas. A veces hacemos lo mismo con Dios; y la mejor manera de saber si esto sucedió o no es si vemos un cambio real en nuestros corazones y vidas.
Cuando venimos a Cristo, se nos da una naturaleza completamente nueva. La Biblia dice: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1:13-14). Dios nos transfiere del reino de las tinieblas al reino de la luz.
Cuando venimos a Cristo, debería haber algunos cambios. Deberíamos comenzar a sentirnos diferentes, actuar de manera diferente y responder de manera diferente. Una vida que sigue genuinamente a Dios siempre es transformada.