Acercándose al Señor
En el Antiguo Testamento, la fiesta de Jerusalén era un evento increíble. Tres veces al año, los Israelitas venían desde todos los rincones del país al templo en Sión para participar de los días de fiesta. Este era el acto más religioso que la persona podía hacer. Los sacerdotes lo comparaban con "venir cerca del rostro de Dios" o "acercarse al Señor".