Body

Spanish Newsletters

¿Un Jesús Asistente?

San Juan 6 para mí contiene uno de los pasajes más difíciles en toda la Escritura. Es un texto difícil para los pastores especialmente porque habla acerca de seguidores que terminan rechazando a Cristo y apartándose. El pasaje al que me estoy refiriendo no es una enseñanza o una profecía. Es una escena en donde literalmente una gran multitud abandona a Jesús.

Vida de Resurrección

“Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud” (Lucas 7:11). Cuando Jesús se aproximaba a la ciudad de Naín, le seguía una gran procesión de personas detrás. Él había estado ministrando en las montañas y en los campos, alimentando a las multitudes hambrientas y predicando la venida del Reino de Dios. Ahora muchas de las personas que él había sanado y alimentado se unieron al creciente número de discípulos.

EL PROPÓSITO DE DIOS EN MEDIO DE NUESTRO DOLOR Y AFLICCIÓN

¡Y la gloria de Jesús a través de ello!

¿Qué le sucede a nuestra alma cuando experimentamos una profunda y personal aflicción? ¿Qué función tiene el dolor en nuestro caminar con Jesús? En un breve pasaje, Pedro lo explica todo. "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 Pedro 1:6-7).

Cómo hacer lo que no puedes hacer

La mayoría de nosotros quisiéramos tener la habilidad de hacer ciertas cosas en la vida que no podemos hacer en realidad. Me estoy refiriendo a cosas que no solo son difíciles sino imposibles. Yo pienso en mi garaje que tiene un desorden imposible, pero yo tengo la habilidad para limpiarlo. No necesito fe en Dios para poder terminar esa tarea.

Es tiempo de cosecha

“Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (Mt. 9:36-38).

La Irracionalidad de la Fe

Cuando Dios dice a la humanidad, “Cree,” él requiere algo que está completamente más allá de la razón. La fe es totalmente ilógica. Su misma definición tiene que ver con algo irrazonable. Piensa un poco: Hebreos dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Nos está diciendo, para abreviar, “No hay sustancia tangible. No hay en absoluto ninguna evidencia.” Y aún nos pide que creamos. ¿Puedes pensar en alguna demanda más irracional que esta? Está diciendo simplemente; “Acepta esto sin evidencia.

Una fe creciente

“Los apóstoles le dijeron al Señor, “aumenta nuestra fe” (Lucas 17:5). Los hombres que conformaban el estrecho círculo de Cristo preguntaban algo importante a su maestro. Ellos buscaban una mayor comprensión del significado y funcionamiento de la fe. En esencia, ellos estuvieron diciéndole, “Señor, ¿qué clase de fe deseas tú de nosotros? Danos una revelación de la clase de fe que te agrada a ti. Nosotros queremos apropiarnos de la fe en su más pleno significado.”

¡El Testimonio del Espíritu!

“Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es verdad.” (1 Juan 5:6).

Hace varios años atrás me invitaron a una reunión de avivamiento en una iglesia en los suburbios en las afueras de la ciudad de Nueva York. La gente estaba muy entusiasmada acerca de una “cruzada exitosa” llevada a cabo por dos jóvenes evangelistas. Finalmente, fui a uno de sus servicios y me sentaron al frente con el equipo de ministerio. ¡Lo que menos me sospechaba era que estaba a punto a soportar una experiencia terrible!

O Natal da Nova Aliança

Isaías estava falando de Jesus quando profetizou estas palavras: “Diz ainda o Senhor: No tempo aceitável, eu te ouvi e te socorri no dia da salvação: guardar-te-ei e te farei mediador da aliança do povo, para restaurares a terra e lhe repartires as herdades assoladas” (Isaías 49:8, ênfase minha).