¡UN GOZO GRANDE Y EXUBERANTE!
“Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia” (Hechos 2:28).
¿Te has preguntado cómo era Jesús día a día, Su corazón, Su actitud? ¿Se veía destrozado por todas las cargas que llevaba? ¿Lloraba? ¿Había una pesadumbre solemne en su presencia?
Él lloró, y llevó cargas pesadas. En Getsemaní sudó gotas de sangre, y en otras ocasiones gimió y suspiró por la incredulidad, pero la Palabra de Dios deja en claro que Cristo estaba lleno de gozo y alegría.