ÁNIMO PARA TRABAJAR
La oración y la humildad, junto con un odio por el pecado, producen un “ánimo para trabajar”. “Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar” (Nehemías 4:6). Los verdaderos avivamientos de santidad siempre producen trabajadores. Libros y seminarios y conferencias no lo hacen… ¡Pero el avivamiento lo hace!