DIRECTO DEL CORAZÓN DEL PADRE
Jesús, en su ministerio terrenal, tenía que confiar en un diario obrar interno de la voz del Padre. Tenía que depender del Padre en todo momento, para poder oír Su voz dirigiéndole. De otra manera, Cristo simplemente no podría haber hecho las cosas que hizo. Jesús tenía que oír la voz de Su Padre hora tras hora, milagro tras milagro, un día a la vez.