“Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:4-5).
En este momento, los poderes de las tinieblas de Satanás en todo el mundo se están regocijando. Estas fuerzas demoníacas se han infiltrado en las altas esferas del poder humano: los medios de comunicación, las oficinas políticas, los tribunales superiores. Está sucediendo incluso en denominaciones religiosas.