IMPORTANTES PARA JESÚS Y PARA SU REINO
La abuela Carosso, la madre de mi esposa Gwen, falleció a la avanzada edad de noventaicinco años. Ella era una mujer de oración, callada e inadvertida.
Cuando ella partió para estar con el Señor, Gwen y yo encontramos una caja de cartón en su armario, llena de talonarios de cheques girados durante muchos años. La abuela Carosso había gastado muy poco en ella misma, más bien el registro demostraba que ella había apoyado a misioneros durante muchos años. Enviaba pequeñas sumas de dinero por vez: cinco, seis, diez dólares.