En este momento, el mundo necesita un ejemplo vivo de la misericordia de Cristo. Las tensiones son mayores que nunca. En Europa y Estados Unidos, la tensión racial está barriendo a través de la sociedad e incluso introduciéndose en las iglesias.
Imagina la angustia de Saulo cuando Cristo lo enfrentó cerca de Damasco con una realidad dolorosa. El Señor le dijo a Saulo: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues" (Ver Hechos 9:4-5). Saulo había pensado que estaba tratando simplemente con personas, haciendo el trabajo de Dios para erradicar a los herejes judíos.
La misericordia de Dios tiene un poder increíble para liberar. Su misericordia ha roto las cadenas de todas las adicciones, trasladando multitudes desde el reino de Satanás al reino de Cristo.
Hubo un tiempo, en el que millones en todo el mundo estaban bajo la influencia de las drogas, en que Satanás pensó que había prevalecido. De hecho, se corrió la voz por todo el mundo de que una vez que el diablo te ataba, estabas irremediablemente atado para siempre.
Sin embargo, en cada generación, Dios envía su Espíritu Santo a los caminos y senderos.
A menudo, cuando Dios le dice a los cristianos que tiene grandes planes para ellos, éstos responden: “Oh, no sé, Señor”. Pero cuando Satanás viene a ellos y dice: "Voy a destruirte", piensan: “Sí, eso podría ser verdad”.
Jesús eligió ser un niño del valle. Antes de venir a la tierra Él vivía en gloria aun mayor de lo que puedas imaginar. El Hijo del Rey del universo. Sentado a la diestra de Dios. Él es Dios. Y sin embargo, escogió a abandonar su trono y entrar en el mundo de los valles. Eligió vivir entre aquellos sin esperanza y perdidos de la creación. Se humilló a sí mismo, se negó a sí mismo, se vació a si mismo por causa de nosotros. Y fue a la cruz en vergüenza para crear un puente entre el valle y la cima de la montaña.
Me imagino al celoso fariseo Saulo al comienzo de aquel día especial en el que la misericordia brilló sobre él. Él había pedido una audiencia con el sumo sacerdote;
El joven que persigue la multitud de Jesús pide permiso para llevar su cruzada a Damasco. Él promete meter a la cárcel a todos. De hecho, piensa que va a ser capaz de apagar todo este fuego por Jesús.
El costo inicial de la misericordia de Jesús fue Su posición celestial. La misericordia lo movió a venir a la Tierra para tomar carne humana y, en última instancia, la misericordia que Él ofreció al mundo Le costó Su vida. Sin embargo, el ejemplo de Jesús de misericordia es un modelo para todos los que le seguirían. Él nos dice, en esencia: “Que mi vida te muestre el costo de la misericordia, el rechazo total por parte este mundo”.
El apóstol Pablo pagó el mismo alto costo de vivir la misericordia de Dios que Jesús pagó en la Tierra y de lo cual Él nos advirtió:
Incluso en tu esclavitud pecaminosa, el clamor de tu corazón alcanzó a Jesús y Su tierna misericordia te encontró. Él abrió tus ojos, te cambió y te llenó de Su Espíritu Santo. Luego, te hizo un vaso de honra para anunciar Su Evangelio.
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:35-36, énfasis mío).
Las Escrituras dicen que los ángeles nos miran y se maravillan al ver el regalo que hemos recibido. Piensa en ello: una cosa es ofrecer sanidad física a alguien y otra es ofrecer la salvación por toda la eternidad y vida abundantes para este mundo. Jesús nos da todos los recursos del cielo para llevar las Buenas Nuevas en verdad y poder:
"Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré" (Juan 14:13-14).