UN NUEVO DÍA ESTABA AMANECIENDO
Jesús estaba en Sus últimos días de ministerio. El acababa de limpiar el templo, echando afuera a los cambistas y ahora estaba pasando tiempo con sus discípulos, preparándolos para ser pilares de Su futura iglesia. Sin embargo, hasta este punto, ellos todavía no tenían fe, tardos para creer, “hombres de poca fe”. Jesús los había amonestado por su incredulidad varias veces preguntándoles: “¿No podéis ver?” El vio en sus corazones un impedimento que tenía que ser expulsado, o ellos nunca llegarían a la revelación necesaria para dirigir a la iglesia.