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Devocionales en Español

AMOR INCREÍBLE

David Wilkerson

Una vez, Jesús se volvió hacia algunos de Sus familiares terrenales y les dijo: “No puede el mundo aborreceros a vosotros” (Juan 7:7).

Con estas palabras, Jesús nos ofrece la prueba de tornasol de una iglesia y un discípulo verdaderos. Me pregunto de cuántas iglesias y cristianos se podrían decir estas palabras hoy: “El mundo no puede odiarte”.

¿POR QUÉ ABORRECE EL MUNDO A LA IGLESIA?

David Wilkerson

Un verdadero cristiano es amoroso, pacifico, perdonador y cuidadoso. Aquellos que obedecen las palabras de Jesús se sacrifican a sí mismos, son mansos y bondadosos.

La sabiduría común nos dice que no es natural odiar a aquellos que te aman, te bendicen y oran por ti. Más bien, la gente sólo odia a aquellos que los abusan, les roban y los maldicen. Entonces, ¿por qué los cristianos son tan odiados?

AMOR AGAPE

Gary Wilkerson

Cuando Jesús se apareció a los discípulos después de la resurrección, El impartió una última lección. Comenzó cuando le preguntó a Pedro si lo amaba. Él planteó esta pregunta al discípulo tres veces y cada vez Pedro respondió que sí. A su vez, Jesús respondió cada vez: "Apacienta mis corderos… Pastorea mis ovejas… Apacienta a mis ovejas" (Juan 21:15-17).

EL CONSOLADOR

Jim Cymbala

Durante la última cena, Jesús les dijo a sus discípulos, los alumnos que habían aprendido de Él y que fueron sus amigos durante tres años, que Él se iba. ¡Imagina cuanto debe haber perturbado a los discípulos escuchar algo así! Él era su líder. Él era quien hacia los milagros. Él era quien tenía la respuesta perfectamente sabia cuando los fariseos los acorralaban. Cuando hablaba, lo hacía con una autoridad distinta a cualquier maestro que hubieran escuchado alguna vez. Ninguno había enseñado de esa manera antes.

TIEMPO TIERNO DE MISERICORDIA

David Wilkerson

¿Existe todavía un pequeño remanente que peleará para avivar la llama de la justicia de Dios? ¿Un pueblo que recuerde al Señor y esté dispuesto a adoptar una posición por causa de Su nombre?

El Señor ha dicho, “Si veo un pábilo que todavía arde lentamente, no lo apagaré. La llama tal vez se ha ido, sin apariencia de fuego, pero si todavía veo brasas ardiendo, no permitiré que se apaguen. Mientras oiga un débil llanto de fieles sirvientes en algún lugar, no permitiré que esa caña cascada se rompa. (Ver Isaías 42:3)

UN ESPÍRITU HERIDO

David Wilkerson

Cuando Cristo vino a la tierra, Israel estaba viviendo bajo el reino aplastante de Roma. Los judíos estaban sobrecargados por los impuestos y las leyes romanas. Mientras tanto, un sacerdocio avaro se estaba aprovechando de las viudas y los pobres. Los oprimidos eran burlados y ridiculizados, y el pueblo era cegado por la corrupción. Todo esto es la razón por la cual muchos profetas dijeron que Cristo vendría en una hora de oscuridad, trayendo gran luz.

¿JUICIO SOBRE NORTEAMÉRICA?

David Wilkerson

Hoy en día muchos creyentes están preguntándose: “¿Por qué Dios no ha entregado a Norteamérica a juicio? ¿Por qué no ha tratado con nosotros de acuerdo a nuestros pecados? Él le dio a la generación de Noé 120 años de advertencias, pero después de eso dijo: ‘Basta’, y trajo una inundación. Dios ha soportado los pecados de América por mucho tiempo, así que ¿por qué no hemos visto sus juicios justos sobre nosotros?

UNA NUEVA REVELACIÓN SOBRE EL MESÍAS

David Wilkerson

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley”. (Isaías 42:1-4)

NIÑOS NECESITADOS

Gary Wilkerson

Cristo a menudo comienza Su ministerio en nosotros como si fuéramos niños que tienen necesidades a ser suplidas. Esto pasa a través de los evangelios cuando restablece la vista al hombre ciego, cuando sana a la mujer del flujo de sangre y alimenta a las multitudes hambrientas. El se encontraba con la gente que sufría justo donde estaban y les daba lo que necesitaban. Esta era razón suficiente para que la gente lo siguiera. Incluso algunos de los Fariseos seguían a Jesús por sus milagros.