LOS HIJOS DE ESCEVA

Claude Houde

“Un grupo de judíos viajaba de ciudad en ciudad expulsando espíritus malignos. Trataban de usar el nombre del Señor Jesús en sus conjuros y decían: «¡Te ordeno en el nombre de Jesús, de quien Pablo predica, que salgas!». Siete de los hijos de Esceva, un sacerdote principal, hacían esto. En una ocasión que lo intentaron, el espíritu maligno respondió: «Conozco a Jesús y conozco a Pablo, ¿pero quiénes son ustedes?». Entonces el hombre con el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, logró dominarlos y los atacó con tal violencia que ellos huyeron de la casa, desnudos y golpeados.

LOS PLANES DE DIOS PARA TI

David Wilkerson

Mientras se estaba haciendo el Nuevo Pacto, el Padre celestial y su Hijo vieron de antemano que muchos descuidarían a Cristo. Estas personas se pondrían tibias o frías, hasta que eventualmente caerían. Así que el Padre y el Hijo hicieron un acuerdo: si alguna oveja se perdiera o se descarriara, Jesús iría tras ella y le traería de vuelta al rebaño.

RÍO DE VIDA

David Wilkerson

La Palabra de Dios nos advierte: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3). El precio a pagar por ignorar a Cristo es muy grande.

Ezequiel 47 habla acerca de un río de vida que sale del trono de Dios. Este río está formado por aguas santas y sanadoras; y mientras fluye a través del desierto, trae vida a todo lo que toca. Se hace más ancho y más profundo hasta que hay suficiente agua como para nadar en él.

UN DELEITE PARA SU CORAZÓN

David Wilkerson

Jesús se regocijó por nosotros antes de que el mundo fuese hecho, esperando con ansias el momento de venir a morar en nosotros, y se regocijó en que nosotros nos aferraríamos a él, dejando todo lo demás. Le buscaríamos diariamente y le brindaríamos lo mejor de nuestro tiempo a Él. Él compartiría sus secretos con nosotros, y nosotros descargaríamos nuestros corazones en Él. Nos deleitaríamos en sus caminos, buscando en su palabra las revelaciones de su justicia, y temblaríamos ante las revelaciones que su palabra nos daría.

EL ANHELO DE ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS

David Wilkerson

El salmista David esperaba diariamente recibir palabra de Dios y se deleitaba en la palabra que recibía. Él testificó: “Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras” (Salmo 119:16). “Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros” (Salmo 119:24). “Y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado” (Salmo 119:47). “Tu ley es mi delicia” (Salmo 119:77). El significado literal en hebreo de este último verso es: “Yo disfruto tu palabra”.

EL COMIENZO DE SU MINISTERIO

Gary Wilkerson

En Juan 2, Jesús entra al templo y realiza una acción que marcará el comienzo de su ministerio público. (El milagro que realizó antes en Caná, convirtiendo el agua en vino, no era una declaración pública.) Lo que ocurre después es bastante dramático:

UN HOMBRE CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS

Nicky Cruz

Aun cuando era un niño, David conocía el poder y la protección de Dios. Los adultos se empequeñecieron al ver a Goliat, el gigante, pero David no. Se enfrentó al gigante con nada más que una honda en la mano y lo derribó. Se enfrentó a leones usando solamente sus manos y a osos con nada más que una lanza. ¡Dios tomó a un niño de campo, pequeño e insignificante, un pastor, y lo convirtió en un poderoso rey guerrero!

UNA OLA DE QUEBRANTAMIENTO

David Wilkerson

Medio día de predicación no fue suficiente para los hambrientos israelitas. Querían más de la palabra de Dios. Así que formaron grupos, con diecisiete ancianos en adición a Esdras, para estudiar la palabra el resto de día. Ellos hacían entender al pueblo la ley: "Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura" (Nehemías 8:7-8).

A medida que el pueblo asimilaba la ley de Dios, empezaron a gemir por sus pecados. “todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley” (8:9).

CATADORES DE SERMONES

David Wilkerson

Quizás oíste el término “catadores de sermones”. Este término tiene casi 200 años de antigüedad. Se originó en Londres a mediados del siglo XIX. En aquella época, el gran predicador C.H. Spurgeon daba sermones a cinco mil personas cada domingo en el Tabernáculo Metropolitano de Londres. Al otro lado de la ciudad, José Parker también predicaba mensajes ungidos y otros pastores fervientes predicaban por todo Londres, dando palabras proféticas profundas y reveladoras.