UNA OLA DE QUEBRANTAMIENTO
Medio día de predicación no fue suficiente para los hambrientos israelitas. Querían más de la palabra de Dios. Así que formaron grupos, con diecisiete ancianos en adición a Esdras, para estudiar la palabra el resto de día. Ellos hacían entender al pueblo la ley: "Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura" (Nehemías 8:7-8).
A medida que el pueblo asimilaba la ley de Dios, empezaron a gemir por sus pecados. “todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley” (8:9).