¿Cuál es el regalo más importante que realmente podemos dar a alguien? Yo diría tiempo. Tiempo y atención. Esto es especialmente cierto en una cultura donde un teléfono celular siempre está frente a nosotros o sobre la mesa mientras comemos.
Yo estaba entre semestres en la Universidad de Baylor, cuando Gary y David Wilkerson me dijeron: "Oye, ¿quieres ir a Detroit para ser parte de una iglesia que Gary está iniciando?" Fue el inicio de un compromiso de dos meses para ir a Detroit que literalmente cambió mi vida.
Cada semana, una camioneta nos dejaba en la peor parte de Detroit y nos dejaba, para que estuviéramos allí ministrando. Entonces Gary se me acercó y me dijo: "Todos los jueves por la noche, vas a dirigir un estudio bíblico en un hotel de prostitución llamado Motel Medtown".
Dios ha jurado con juramento darnos un corazón nuevo, uno que esté inclinado a obedecer. Dios nos promete, no solo darnos este nuevo corazón, sino también escribir sus mandamientos en nuestros corazones. En otras palabras, promete hacer que lo conozcamos.
Dios nos ha dado muchas promesas maravillosas de que él quebrantará todas las ataduras del pecado, nos dará poder para vencer todo dominio del pecado, nos dará un corazón nuevo, nos limpiará y santificará y, finalmente, nos hará conforme a la imagen misma de Cristo. Su Palabra nos asegura: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:17-18).
El salmista escribe lo siguiente acerca de una de las mayores promesas de Dios: “Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios, si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos, entonces castigaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. Mas no quitaré de él mi misericordia, ni falsearé mi verdad” (Salmos 89:30-33).
Dios no quiere tu casa, carro, muebles, ahorros o alguna de tus posesiones. Todo lo que quiere es tu fe, tu fuerte creencia en su Palabra. Esa puede ser la única cosa que a otras personas de apariencia más espiritual les puede faltar. Puedes ver a otra persona como más espiritual que tú, pero esa persona en realidad puede estar luchando mucho para mantener una apariencia de rectitud.
Cuando alguien habla de generosidad, ¿cuántos de nosotros pensamos en dinero? Cuando pienso en generosidad, pienso: “¡Oh! tengo $100, así que regalaré $20". Necesito diezmar”.
“Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez” (Juan 12:27-28).
En una conferencia de pastores en uno de los países del antiguo bloque del Este, Dios había puesto en mi corazón hablar sobre el propósito del sufrimiento en la vida cristiana.
Porque Dios te ama, él obrará para limpiarte. Podrás sentir las flechas de Dios en tu alma a causa de tus pecados, pero puedes invocar su amor disciplinario. No sentirás su ira como los paganos. La vara de disciplina del Señor será aplicada por una mano amorosa.
¿Sabes que es posible caminar delante del Señor con un corazón perfecto?
Para enfrentarnos a la idea de la perfección, primero debemos entender que la perfección no significa una existencia impecable y sin pecado. No, la perfección a los ojos del Señor significa algo completamente diferente. Quiere decir plenitud, madurez.