La Vida del Cangrejo Ermitaño

David Wilkerson (1931-2011)

El rey David, el autor de tantos salmos, se cansó de sus luchas. Estaba tan cansado de alma, tan asediado y acosado por problemas, que todo lo que quería era escapar a un lugar de paz y seguridad. “Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído… Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría… Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad” (Salmos 55:4-8).

¿Estás entre los 7.000?

David Wilkerson (1931-2011)

Sabemos que a lo largo de la Biblia, el número siete está asociado con el propósito eterno de Dios. Por lo tanto, yo creo que cuando Dios le dijo a uno de sus profetas: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:18), simplemente denotaba a todos los que componían su remanente. Las personas que él aparta para sí mismo podrían ser 70 o 7 millones. Lo que importa es que están completamente entregadas a él.

Días de Asombro y Emoción

David Wilkerson (1931-2011)

Dios, en su amor y misericordia, está permitiendo que los desastres azoten la tierra para advertir a todos los que oyen, que Jesús volverá y que es hora de prepararse. Él ama demasiado a sus hijos para traer su nuevo reino sin advertencia. Él sabe que la humanidad tiene dura de oír y que se necesitan desastres de proporciones sísmicas para llamar nuestra atención.

Aquel que Nos Da Fuerza

Gary Wilkerson

Cuando encubres o reprimes ciertas emociones como el dolor, la pena o el temor, por lo  general es porque no quieres lidiar con ellas. Sin embargo, el problema de hacer esto es que no estamos hechos para reprimir ciertos elementos de nuestras vidas. No podemos reprimir el dolor sin reprimir también el gozo. No podemos reprimir el temor sin reprimir la paz.

El Poder del Espíritu de Dios

Jim Cymbala

Jesús dejó la tierra en el primer capítulo de los Hechos. Les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén el Espíritu Santo prometido, y así lo hicieron. Jesús los había discipulado, pero después de tres años de vivir con ellos, dándoles ejemplo, huyeron la noche en que fue traicionado y arrestado. Uno lo negó tres veces; uno lo traicionó; uno dudó hasta el final, y todos huyeron. Él les advirtió: “El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41).

Los Pasos del Humilde

David Wilkerson (1931-2011)

Permíteme distinguir claramente entre el orgullo y la humildad. Una persona humilde no es aquella que se tiene en poco, baja la cabeza y dice: “No soy nada”. Más bien, es alguien que depende totalmente del Señor para todo en cada circunstancia. ¡Él sabe que el Señor tiene que dirigirlo, empoderarlo y vivificarlo; y que está muerto sin eso!

Cuando No Sabes Qué Hacer

David Wilkerson (1931-2011)

Tres ejércitos enemigos se estaban acercando a Judá, y el rey Josafat reunió a la nación en Jerusalén. Había que hacer algo inmediatamente. Sin duda la gente esperaba que anunciara planes, una declaración de acción decisiva, una forma de hacer la guerra. En cambio, Josafat se paró frente a su pueblo y abrió su corazón a Dios en confesión.

Da Gracias y Sé Librado

David Wilkerson (1931-2011)

Oye las palabras de Jonás: “Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí… Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo… La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre” (Jonás 2:3-6).

Jonás había tocado fondo, sepultado en el vientre de una ballena. Estaba en una batalla por su vida y lleno de desesperación, vergüenza y culpa. Tenía el corazón muy apesadumbrado, literalmente lo más bajo que una persona podía estar. Pensó que Dios lo había abandonado.

La Abundancia de la Gloria de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

Dios siempre desea derramar más de su gloria sobre su pueblo. Él anhela hacer por nosotros “mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20). Es por eso que él quiere un pueblo que tenga un apetito voraz por más de él. Él quiere llenarlos con su asombrosa presencia, más allá de cualquier cosa que hayan experimentado en sus vidas.