La Vida del Cangrejo Ermitaño
El rey David, el autor de tantos salmos, se cansó de sus luchas. Estaba tan cansado de alma, tan asediado y acosado por problemas, que todo lo que quería era escapar a un lugar de paz y seguridad. “Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído… Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría… Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad” (Salmos 55:4-8).