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Devocionales en Español

Compasión por los Heridos

David Wilkerson (1931-2011)

Los evangelistas George Whitefield y John Wesley fueron dos de los más grandes predicadores de la historia. Estos hombres predicaron a miles en reuniones abiertas, en las calles, en parques y prisiones, y a través de sus ministerios, muchos vinieron a Cristo. Pero surgió una disputa doctrinal entre los dos hombres sobre cómo es santificada una persona. Ambos lados doctrinales defendieron con fuerza sus posiciones; y se intercambiaron algunas palabras perversas, entre los seguidores de ambos hombres discutiendo de manera indecorosa.

Irrumpiendo a Través de la Insensibilidad

Gary Wilkerson

La iglesia primitiva no sólo enfrentó la tentación de volverse insensible a las perversiones del mundo que la rodeaba, sino que también enfrentó la posibilidad de volverse insensible para con Dios. Ellos podían continuar con las formas, cantar sus canciones, predicar sus sermones, dar sus diezmos y ofrendas, comer juntos, pero la presencia de Dios podía seguir ausente en sus asambleas.

Derribando Dos Mentiras del Enemigo

Claude Houde

Incluso es parte de tus mayores responsabilidades hacia su familia. Dios te llama a crecer personalmente porque es imposible ayudar a tus hijos a crecer si, como padre, tú no estás creciendo.

Desde el principio, tenemos la tendencia a favorecer o descuidar ciertas áreas del conocimiento de acuerdo con nuestro trasfondo, personalidad y vida. Por tanto, debemos pedirle a Dios que nos ayude a hallar y mantener una personalidad equilibrada, a fin de guiar a los miembros de nuestra familia en su crecimiento.

Deteniendo las Mentiras del Enemigo

David Wilkerson (1931-2011)

En nuestros tiempos de prueba y tentación, Satanás viene a nosotros trayendo mentiras: “Ahora estás rodeado y no hay salida. Eres un fracaso, de lo contrario no estarías pasando por esto. Hay algo mal contigo y Dios está muy disgustado”.

En medio de su prueba, Ezequías reconoció su impotencia. El rey se dio cuenta de que no tenía fuerzas para detener las voces que lo atacaban con furia, voces de desaliento, amenazas y mentiras. Él sabía que no podía librarse de la batalla, por lo que buscó la ayuda del Señor. Y Dios respondió enviando al profeta Isaías a Ezequías.

Paz y el Espíritu Santo

David Wilkerson (1931-2011)

¿A quién concede Jesús su paz? Tú puedes pensar: “Yo no soy digno de vivir en la paz de Cristo. Tengo demasiadas luchas en mi vida. Mi fe es tan débil”.

Harías bien en considerar a los hombres a quienes Jesús dio su paz por primera vez. Ninguno de ellos era digno y ninguno tenía derecho a ello.

Piensa en Pedro. Jesús estaba a punto de dar su paz a un ministro del evangelio que pronto estaría maldiciendo. Pedro era celoso en su amor por Cristo, pero también lo iba a negar.

La Gran Preocupación de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

En medio de esta “remoción de todas las cosas” mundial, ¿cuál es la gran preocupación de Dios en todo esto? La Biblia nos dice que la visión de Dios está enfocada en sus hijos: “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Salmos 33:18).

Nuestro Señor está al tanto de cada movimiento en la tierra, de cada ser viviente. Y, sin embargo, su mirada se centra principalmente en el bienestar de sus hijos. Él fija sus ojos en los dolores y necesidades de cada miembro de su cuerpo espiritual. En resumen, todo lo que nos duele le preocupa.