Cristo Brillando a través de Nuestros Sufrimientos
Nadie en la tierra puede ponerte en el ministerio. Tú podrás recibir un diploma en un seminario, ser ordenado por un obispo o comisionado por una denominación. Pero Pablo revela la única fuente de cualquier verdadero llamado al ministerio: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12).