La Sensibilidad de Dios Hacia Un Corazón Sin Esperanza
Un precioso misionero escribió a nuestro ministerio sobre dejar su puesto. Él explicó: “Sentí que Dios me había traído a un desierto y luego me dejó ahí, retorciéndome en el viento. Dejé el ministerio completamente consternado y me amargué. Ahora veo cuál era mi problema. No puse raíces de confianza durante mi tiempo de prueba. Cuando llegaron las pruebas, yo no me apoyé en lo que sabía de la Palabra de Dios y su fidelidad. Olvidé su promesa de que él nunca me fallaría”.