Aborrecidos a Causa de la Misión de Cristo

David Wilkerson (1931-2011)

Jesús le dice a la iglesia: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5:10-12).

Como Se Ve Amar a Un Enemigo

David Wilkerson (1931-2011)

“Amad, pues, a vuestros enemigos… no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande… Él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso… Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará… porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:35-38).

La Tierna Misericordia de Dios Hacia los Heridos

David Wilkerson (1931-2011)

“No quebrará la caña cascada” (Isaías 42:3).

Una caña es un tallo alto o una planta con un tallo hueco, que generalmente se encuentra en áreas pantanosas o cerca de un suministro de agua. Es una planta tierna, por lo que se dobla fácilmente cuando golpean fuertes vientos o aguas rápidas. Sin embargo, la caña sólo puede doblarse hasta cierto punto antes de que finalmente se rompa y sea arrastrada por la inundación.

Un Padre Siempre Presente

Claude Houde

En las Escrituras, Dios nos revela su naturaleza a través de sus nombres. En Génesis se revela a sí mismo como Elohim, el Creador trascendente digno de recibir adoración. En Isaías, se revela a sí mismo como Emanuel, Dios con nosotros, demostrando su gran amor por nosotros al inclinarse y encontrarse con nosotros.

Comprometidos con la Dirección del Espíritu Santo

David Wilkerson (1931-2011)

“Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego” (Números 9:16).

En Números 9 leemos de una nube que descendía y cubría el tabernáculo en el desierto. Esta nube representaba la presencia constante de Dios con su pueblo, y para nosotros hoy, la nube sirve como un símbolo de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Por la noche, la nube sobre el tabernáculo se convertía en una columna de fuego, un resplandor cálido en un lugar oscuro.

Del Éxito a la Servidumbre

David Wilkerson (1931-2011)

En el momento en que Pablo todavía era conocido como Saulo, iba camino a Damasco con un pequeño ejército para llevar cautivos a los cristianos, traerlos de regreso a Jerusalén, encarcelarlos y torturarlos. Pero en el camino, Jesús se le apareció y cayó al suelo (ver Hechos 9:3). Temblando y asombrado, este soberbio y descarriado zelote preguntó: “Señor, ¿qué quieres que haga?” Jesús le indicó que fuera a la ciudad, donde “estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió” (9:9).

Tu Mayor Propósito

David Wilkerson (1931-2011)

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16). 

Estoy convencido por las Escrituras de que sólo hay un propósito central para todos los creyentes. Nuestros llamamientos específicos se concentran en este único propósito; y todo don surge de él. Si perdemos este propósito, todos nuestros deseos y búsquedas serán en vano. Este propósito es simplemente este: Todos somos llamados y elegidos para dar fruto.

Creyendo en una Cosecha

David Wilkerson (1931-2011)

“Y al ver [Jesús] las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:36-38).

Confiando en el amor Compasivo de Dios

Gary Wilkerson

Todos conocen el concepto bíblico de Tierra Prometida; el lugar de llegada para las personas que buscan libertad, alivio de la esclavitud y el gozo de una vida bendecida. La Tierra Prometida original fue un regalo que Dios le dio al antiguo Israel: un lugar literal llamado Canaán, una tierra fértil llena de frutos de gran tamaño y ríos que fluyen. Era el objeto de los sueños de los israelitas, un pueblo que había sido derrotado y exiliado durante generaciones.