Usando lo Imposible para Traer Redención
Zacarías 4:6 dice: “Me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Zacarías 4:6 dice: “Me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Durante tiempos de calamidad, podríamos preguntarnos: “¿Dónde está enfocado el ojo del Señor en todo esto?” Podemos estar seguros de que Dios no se centra en los planes descabellados de los líderes trastornados, no importa cuán poderosos sean. “El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana… tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca” (Isaías 40:23-24).
Santiago dijo: “Si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad” (Santiago 3:14).
Como mensajeros del evangelio de Cristo, simplemente no podemos aferrarnos a los celos o la envidia. Santiago deja en claro que esto nos impedirá tener un testimonio con autoridad espiritual porque estamos viviendo una mentira.
A Dios le agrada que confiemos en él; y somos contados como justos como Abraham porque escuchamos el llamado de confiar todos nuestros mañanas en sus manos (ver Romanos 4:3). Jesús también nos llama a esta forma de vida. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33).
“Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito” (2 Corintios 7:6).
Pablo hizo un viaje ministerial a Troas, donde se le uniría su hijo espiritual Tito. Él anhelaba ver a su hijo piadoso en Cristo y sabía que su presencia le levantaría el ánimo. Sin embargo, después de que Pablo llegó a Troas, Tito no apareció.
“Con todo mi corazón te he buscado… En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti… En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos” (Salmos 119:10-11, 15).
Hay muchas palabras hebreas y griegas en las Escrituras que expresan los matices, la profundidad y el significado del compromiso y la “resolución” de Dios hacia nosotros, y de nuestros votos y decisiones delante de él.
“Hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y verdadero delante de Jehová su Dios. En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado” (2 Crónicas 31:20-21).
Las sanidades que Cristo realizó fueron instantáneas, visibles para los presentes. “(Dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa” (Mateo 9:6-7). El hombre lisiado con el cuerpo nudoso que yacía junto al estanque de Betesda repentinamente tuvo un cambio físico externo para poder correr y saltar (ver Juan 5:5-8). Este fue un milagro que tuvo que asombrar y conmover a todos los que lo vieron. ¡Otro milagro instantáneo!
¿Alguna vez te has sentido tan abrumado por las circunstancias que clamaste a Dios: “Señor, ayúdame! No sé cómo orar en este momento, así que escucha el clamor de mi corazón. ¡Líbrame de esta situación!”?
A veces sólo podemos quedarnos quietos y saber que el Señor es nuestro Libertador. Creo que esto es exactamente por lo que pasó David cuando fue capturado por los filisteos. El salmista escribió: “En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán” (Salmos 34:2).