“QUIERO CONOCER A SU DIOS”
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).
Cuando se cumplió la profecía del nacimiento de Cristo, el rey Herodes, el gobernante de Israel, fue amenazado, al igual que todos en Jerusalén (Mateo 2:1-3). Aparentemente, ellos estaban satisfechos con su religión superficial y muerta y no querían que nadie sacudiera el status quo.