¿SIGUES YENDO A LA REUNIÓN DE ORACIÓN?
“Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén” (2 Samuel 11:1).
Aquí comenzó la disolución del orden divino: David comenzó a enviar a otros a la batalla mientras él se quedaba en casa. Era como si pensara que había luchado lo suficiente; que había ganado suficientes victorias. Tal vez sólo quería detenerse y oler las rosas por un tiempo.