ENFRENTANDO AL ENEMIGO DE FRENTE
En uno de los Salmos más citados pero mal entendidos del rey David, dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:4). No creo que David estaba pidiendo a Dios que elimine este mal; él pedía ser empujado hacia la batalla, obligado a enfrentar al enemigo de frente. ¡Estaba listo para ir a la guerra contra Satanás, no para esconderse de él!