Acceso al Espíritu de Dios

Gary Wilkerson

“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere” (Juan 2:1-5).

¿Te Estás Sometiendo a Dios?

Tim Dilena

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).

Un joven sintió un llamado en su vida a servir en la obra misionera, por lo que fue a su líder espiritual para que lo guiara. Durante su conversación, el líder discernió un espíritu independiente y una actitud impulsiva en el joven. Mientras observaba estos signos inquietantes, le aconsejó: “Antes de que puedas convertirte en misionero, debes convertirte en “sumisionero”, lo que significa, por supuesto, que debe aprender a tener sumisión.

Pasando por Alto Heridas para Perdonar

David Wilkerson (1931-2011)

Si tú afirmas que no tienes enemigos, te sugiero que eches un vistazo más de cerca. Por supuesto, cada cristiano se enfrenta a un enemigo en Satanás. El apóstol Pedro nos advierte: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

Confiando que Dios Acabará Nuestras Batallas

David Wilkerson (1931-2011)

Durante años, los israelitas habían deseado ser gobernados por un rey humano y finalmente Dios lo permitió. Le dijo al profeta Samuel que ungiera a Saúl para que gobernara sobre Israel: “Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?” (1 Samuel 10:1).

Una Revelación Mayor que Nuestros Sufrimientos

David Wilkerson (1931-2011)

En un punto de su caminar de fe, el apóstol Pablo dijo: “El Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones” (ver Hechos 20:23). De hecho, durante toda la vida de Pablo, sus aflicciones nunca cesaron. Tú puedes preguntarte: “¿Cómo puede ser esto? El Dios al que servimos es todopoderoso y victorioso. Él sólo tiene que decir una palabra y hace posible que pasemos por la vida en triunfo y sin ningún problema. Entonces, ¿por qué nuestro amoroso Padre permitiría que su pueblo sufriera?”

Una Visión de Esperanza

Gary Wilkerson

El profeta Ezequiel se movía poderosamente en el Espíritu y el Señor le dio una visión que contiene un mensaje oportuno de despertar espiritual para la iglesia de hoy. Como sucedió con la mayoría de los profetas del Antiguo Testamento, Ezequiel servía al rey de Israel, lo que significaba viajar con el ejército del rey y presenciar los horrores de la guerra. Pero Ezequiel recibió una visión tan terrible que superó todo lo que había presenciado en la vida real.

Luchando por Cada Centímetro de tu Corazón

David Wilkerson (1931-2011)

Satanás ha dirigido su ira hacia la iglesia de Jesucristo y ha reservado su peor furor para los creyentes que guardan los mandamientos de Dios y confían en él. El diablo sabe que esta guerra es su última oportunidad, porque queda poco tiempo antes de que Cristo regrese por su novia: “El diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12 )

Luchando por tus Hijos

David Wilkerson (1931-2011)

Los niños de hoy están plagados de sexo, drogas, alcohol, avaricia y violencia a una edad temprana. Nuestro sistema judicial ha excluido a Dios de nuestras escuelas, pero no podemos culpar a nuestros corruptos sistemas escolares por condenar a nuestros hijos: toda nuestra sociedad está experimentando un colapso moral.

Nunca es Demasiado Tarde

David Wilkerson (1931-2011)

Dios puede revivir cualquier cosa que hayas dado por muerto. Todos estamos familiarizados con la historia en Marcos 5 de Jairo, el desesperado gobernante de la sinagoga que le pidió a Jesús que sanara a su hija. La niña de doce años estaba peligrosamente cerca de la muerte y Jairo le suplicó a Cristo que fuera a su casa y pusiera sus manos sobre ella.