En Paz Delante de tus Enemigos

David Wilkerson (1931-2011)

“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando” (Salmos 23:5).

Nos encanta la promesa de que nos sirvan un banquete en presencia de nuestros enemigos mientras ellos observan. Pero, ¿quiénes son estos enemigos? En términos bíblicos, están los demonios y los humanos. En el Salmo 23, David se refiere a enemigos demoníacos; estos representan al diablo y todos sus principados y potestades infernales.

Siempre hay Esperanza

Gary Wilkerson

Algunas cosas en la vida están completamente fuera de nuestro control. Por ejemplo, no puedes traer de vuelta a un hijo pródigo y obligarlo a volver a su relación con Cristo. No importa cuánto ayunes y clames por él a Dios, la decisión es suya. Muchas otras cosas en la vida presentan desafíos similares, pero si conoces a Aquel que puede mover montañas, siempre hay esperanza.

¿Puedo Yo Cambiar?

David Wilkerson (1931-2011)

Muchas personas responden bien a la consejería cristiana como un medio para ayudar a sanar matrimonios y hogares. De hecho, la consejería se ha convertido en un ministerio importante en la iglesia hoy. Pero cada vez más cristianos con problemas no responden a la orientación que reciben. ¿Por qué? Porque un velo espiritual se ha asentado sobre sus ojos, una ceguera a su propia culpa y a su necesidad de cambiar. Y ese velo debe ser quitado antes de que cualquier cambio sea posible en sus vidas.

Dios Tiene un Plan para tu Batalla

David Wilkerson (1931-2011)

Multitudes de cristianos enfrentan problemas indescriptibles todos los días: dolor físico, sufrimiento emocional, luchas económicas. Se preocupan: “Esto es demasiado para mí. ¿Cómo voy a lograrlo?” La verdad es que ninguna de estas cosas terribles ha sorprendido a Dios. Él ha previsto cada cosa terrible que le sucederá a la humanidad, incluidas todas las crisis y problemas que enfrentamos hoy. Y la Biblia nos dice que Dios quiere mostrarnos cómo enfrentarlos todos.

El Gran Ministerio de la Oración

David Wilkerson (1931-2011)

Piensa con qué frecuencia nuestras oraciones se enfocan en nuestras propias necesidades: Nuestro propio crecimiento espiritual y las necesidades de nuestra familia y amigos. Podemos pasar gran parte de nuestro tiempo de oración buscando al Señor acerca de nuestro caminar personal con él: para ser santificados; tener dominio sobre el pecado; recibir dirección para la vida; tener su unción. Y disfrutamos de una dulce comunión con él, adorando en silencio y refrescándonos en su presencia.

Profundizando en el Amor de Dios para Ti

David Wilkerson (1931-2011)

“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” (Judas 20-21). La Biblia está llena de la verdad del amor de Dios, pero a veces podemos preguntarnos cómo el Señor podría amarnos.

Millones de creyentes que han probado el amor de Dios nunca han aprendido a entrar en la plenitud de su amor. Conocen la doctrina de su amor, la han oído siendo predicada a menudo, pero no saben lo que significa conservarse, mantenerse en su amor.

El Remedio Para la Queja

Jim Cymbala

Hoy, cuando los cristianos experimentan gozo, tiene un impacto mucho más poderoso en el mundo que hace décadas. ¿Por qué? Porque la tan dominante mentalidad de creerse con derecho en nuestra sociedad lleva a muchos a sentirse justificados en su ira. Podemos pensar: “El gobierno, mi empleador, mi familia, ¡alguien seguramente! me debe mucho. Tengo derecho porque mi vida ha sido dura. No tienes idea por lo que he pasado”. A menudo hay un profundo resentimiento en ese tipo de queja.

Angustia Por el Pecado

David Wilkerson (1931-2011)

Muchos cristianos son amantes de Jesús, pero pecan contra la luz que se les ha dado. Han escuchado miles de sermones correctos, leen la Biblia diariamente durante años y han pasado incontables horas en oración. Sin embargo, han permitido que un pecado acechador permanezca en sus vidas y han cortado su comunicación con Jesús. Cuando el Espíritu Santo convence de un pecado que nunca ha sido tratado, viene con una advertencia: “¡Este pecado debe desaparecer! Yo no voy a coquetear con aquella licencia que tú te estas dando”.