Dios Logra Su Propósito
El Antiguo Testamento nos habla de Jacob, un hombre engañador, conspirador y tramposo, ¡a quien Dios amaba mucho! Su vida está llena de maravillosas lecciones para nosotros sobre los tratos de Dios con la naturaleza humana.
El Antiguo Testamento nos habla de Jacob, un hombre engañador, conspirador y tramposo, ¡a quien Dios amaba mucho! Su vida está llena de maravillosas lecciones para nosotros sobre los tratos de Dios con la naturaleza humana.
A medida que se acerca el tiempo de la venida de Cristo, el diablo abrirá las compuertas del infierno contra el pueblo de Dios. Vemos que esto ya sucede dentro de los muros de la iglesia, ya que Satanás se ha infiltrado en la casa de Dios con sutiles mentiras y falsas doctrinas. Multitudes de engaños y herejías están girando en torno de la iglesia; y los cristianos sin discernimiento se lo están tragando todo.
Algunos creyentes, incluso ministros, creen que el Antiguo Testamento no es relevante para nuestros tiempos, por lo que ya no hay necesidad de estudiarlo. ¡Qué equivocados están! El Antiguo Testamento explica el Nuevo Testamento en términos claros y simples. Sus historias están llenas de tipos y sombras de verdades eternas, representadas en la vida práctica de personas reales.
El apóstol Pablo logró cosas increíbles por la causa de Cristo. Supervisó iglesias en toda Asia y algunas partes de Europa, mientras que también servía como evangelista y apologista. Un verdadero erudito, defendió a Cristo ante tribunales y reyes.
Jesús dijo una vez: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Se está desatando un conflicto, una guerra en los lugares celestiales; y las personas que viven en la impiedad, sin darse cuenta, se convierten en peones de la misma. Sus corazones se abren a la oscuridad y comienzan a mover su mano contra lo que saben que es más apreciado por el corazón de Dios.
Dios le habla a su pueblo por medio de su Espíritu y su voz nos pone en claro: “Tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Isaías 30:21).
Jesús vino a este mundo por una sola razón: alcanzar y salvar almas perdidas. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). E hizo de ésta, también nuestra misión cuando dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
Pedro escribe: “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos” (2 Pedro 2:9). Y en otro lugar, el apóstol Pablo escribe: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).
“Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación” (Hebreos 9:11).
Justo cuando el sumo sacerdote subía las escaleras hacia el lugar santo en el día de la expiación, nuestro Sumo Sacerdote Jesús ascendía al tabernáculo celestial. De hecho, Juan describe haber visto a Jesús en su túnica sacerdotal: “Vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Apocalipsis 1:13).
“Los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe” (Romanos 9:30).