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Devocionales en Español

Puestos los Ojos en Jesús

David Wilkerson (1931-2011)

“En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario” (Mateo 14:22-24).

Nos Convertimos en lo que Contemplamos

David Wilkerson (1931-2011)

Esteban vio un cielo abierto y a un hombre glorificado en el trono cuya gloria se reflejaba en él hacia todos los que estaban cerca. “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7:55-56).

Una Voz en el Desierto

David Wilkerson (1931-2011)

Juan el Bautista definió su ministerio de una forma simple y sin rodeos: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto” (Juan 1:23). Este siervo del Altísimo que, según las Escrituras, era el mayor “entre los que nacen de mujer” (Mateo 11:11), era el mejor, el más bendecido de todos los profetas y un reverenciado predicador de justicia.

Deja la Batalla en las Manos de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

“Hace cesar las guerras” (Salmos 46:9). ¡Qué buena noticia para aquel hijo de Dios que está destrozado y desgarrado por la guerra! La batalla en nuestra alma es su batalla; y sólo él puede terminarla. Nuestro Padre amoroso no permitirá que la carne o el diablo nos intimiden a la derrota.

Preparados para la Batalla

Gary Wilkerson

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra… huestes espirituales de maldad en las regiones celestes… Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:10-12, 18).

LA NECESIDAD DE UNA COMUNIDAD CRISTIANA

Jim Cymbala

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Es una bendición adorar junto con otros creyentes. Cantar canciones al Señor, escuchar su preciosa Palabra, elevar nuestras voces en oración con otros cristianos, amar y ser amados: estos son los medios que el Señor usa para fortalecer nuestros corazones.

Eres Amado y Aceptado

David Wilkerson (1931-2011)

Jeremías fue un profeta de trueno del Antiguo Testamento. Cada palabra que predicaba era como una espada cortando la carne. Él enojó tanto a los políticos y a los líderes de la iglesia que lo arrojaron a prisión. Pero todo el tiempo, este profeta llorón esperaba un día en que Dios visitara a su pueblo y cambiara sus corazones. Jeremías sabía que Dios se compadecía por su pueblo y los amaba con un amor eterno.

Se Levanta un Clamor

David Wilkerson (1931-2011)

Dios quiere abrirse paso hacia su pueblo. Como las Escrituras predicen, el diablo ha descendido con gran ira, sabiendo que su tiempo es corto. En este momento, el pueblo de Dios necesita un gran derramamiento del Espíritu Santo; un toque sobrenatural aún mayor que el de Pentecostés. El clamor que se necesita hoy se escuchó en los días de Isaías: “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras… nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera” (Isaías 64:1, 4)

¿Crees que Dios te Ayudará a Atravesar la Prueba?

David Wilkerson (1931-2011)

La pregunta más importante que enfrenta el pueblo de Dios en estos últimos días es esta: “¿Crees que Dios te ayudará a atravesar la prueba? ¿Crees que él puede hacer todo lo que sea necesario para responder a tus oraciones y satisfacer tus necesidades?” Esta es la misma pregunta que nuestro Señor hizo a los dos ciegos que le rogaron por misericordia y sanidad. “¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor… Y los ojos de ellos fueron abiertos” (Mateo 9:28-30).