¡UNA VIDA QUE SATANÁS NO PUEDE DESTRUIR!
Mientras Jesús estaba en silencio en la tumba después de su crucifixión, Satanás y sus hordas se relamían. Ellos pensaron que habían ganado una victoria irreversible, pero todo el tiempo, el plan pre ordenado de Dios estaba siendo puesto en acción: ¡un plan para una vida de resurrección!
El Señor envió su Espíritu Santo a las mismas entrañas de la muerte y allí vivificó el cuerpo de Jesús, resucitándolo de entre los muertos. Luego salió de la tumba nuestro bendito Salvador, justo a través de la gruesa piedra. Y él emergió con este testimonio: