CRISTO ES EL FIN DE LA LEY

Gary Wilkerson

”Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4).

Algunas cosas en tu vida tienen que ser llevadas a su fin. Hay pecado, aquellos patrones y hábitos, las luchas y las situaciones problemáticas, todo esto causa que estemos cansados y desgastados y necesitan que se les ponga fin.

RECUERDA LA BONDAD DE DIOS

David Wilkerson

Las Escrituras nos muestran que David, Job y otros santos del Antiguo Testamento salieron de sus tiempos oscuros, al recordar la fidelidad de Dios para con las generaciones pasadas. David escribió que cada vez que su corazón estaba desolado: “Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras; reflexionaba en las obras de tus manos” (Salmos 143:5). De hecho, multitudes de cristianos piadosos a lo largo de la historia han emergido de su depresión y desánimo, tan sólo de esta forma.

DIOS NUNCA HA FALLADO

David Wilkerson

Pablo nos muestra el propósito específico de Dios en nuestros tiempos de profunda y oscura prueba: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

ÉL NOS LIBRARÁ

David Wilkerson

Ni siquiera el santo y devoto apóstol Pablo fue inmune a los tiempos de desánimo. El escribió a los corintios: “Tribulación…nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8).

EL SEÑOR OYE TU ORACIÓN

David Wilkerson

¿Has conocido alguna vez la depresión? ¿Alguna vez has estado tan preocupado y perplejo que has pasado noches sin dormir? ¿Has tenido tiempos cuando has estado tan derribado y agobiado que nadie te podía consolar? ¿Has estado tan hundido que tuviste deseos de rendirte, sintiendo que tu vida era un fracaso total?

ÉL HACE SU MORADA EN NOSOTROS

Gary Wilkerson

Cuando la gloria de Dios se manifiesta, revela Su distinción a nosotros: Su pureza, santidad y omnipotencia. Incluso los seres celestiales en Su presencia le contemplan como alguien distinto y lleno de majestad. En este instante, multitudes de ángeles están en la presencia de Dios y ellos nunca dejan de alabarle día y noche. Su interminable canción es: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12).

DERRAMADO POR LOS DEMÁS

Carter Conlon

Estoy seguro de que es el deseo de todo creyente amar como Cristo ama -vivir lo que dice la Escritura, recorrer el camino que Jesús estaba dispuesto a recorrer por la humanidad perdida. Y de esta manera nos disponemos a obedecer Su mandamiento de amar a los demás como Él nos ama. . . hasta que, al igual que Pedro, nos damos cuenta de las limitaciones de nuestra propia capacidad para realmente poder hacerlo.

NO SOIS DE ESTE MUNDO

David Wilkerson

Jesús dijo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:18-19).

Estos versículos dan en el blanco del mismísimo corazón del porqué somos odiados. Cuando fuimos salvos, “salimos del mundo”, y aceptamos nuestra misión de insistir que otros también “salgan del mundo.”

“Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:14)

EL PODER DE LA PRESENCIA DE JESÚS

David Wilkerson

No puedo hablar por otros pastores, solo puedo hablar de lo que conozco. Y por cincuenta años, he predicado a algunos de los pecadores más endurecidos y malos sobre la tierra: drogadictos, alcohólicos y prostitutas. Sin embargo, te digo, estos pecadores son mucho menos resistentes a la verdad del evangelio que muchos de los que se sientan en la iglesia y están ciegos a su condición.