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Devocionales en Español

SOLO EN EL DESIERTO

David Wilkerson

Trágicamente, muchos ministros hoy predican sermones sin vida. Sus mensajes no convencen de pecado ni responden al profundo clamor del corazón. Esto es un crimen. Filosofías vacías desparramadas en un tiempo de gran hambre sólo causarán un dolor mayor en los oidores.

ALIMENTANDO A JESUS

David Wilkerson

He estado preguntándole al Señor si es posible hoy, en este tiempo de gracia, vivir como él lo hizo. ¿Podemos ser totalmente dependientes en la voz del Padre de la gloria? ¿Es posible oír su dirección para nuestras vidas día a día, momento a momento? ¿Hay tal caminar para nosotros, para que también podamos decir: "hablo solamente lo que escucho del Señor, y hago sólo lo que le veo hacer?"

PERMANECIENDO EN CRISTO

Gary Wilkerson

¿Fue el Padre fiel con su parte del Pacto? ¿Condujo y guió a Jesús como prometió? ¿Hizo a su Espíritu moverse sobre su Hijo para darle aliento y consuelo? ¿Lo llevó a través de todas sus pruebas y le dio paso a una gloriosa victoria? ¡Sí, absolutamente! Y el Padre se ha comprometido con una promesa eterna para hacer lo mismo con nosotros.

A LA DIESTRA DE DIOS

Claude Houde

El libro de los Hechos describe a Esteban como un hombre "lleno de paz, gozo, sabiduría, gracia y poder del Espíritu Santo" (ver Hechos 6:5,8). Un día, cuando Esteban estaba compartiendo su fe en Cristo a un grupo de personas en una plaza pública, la tragedia golpeó. Unos fanáticos religiosos, en un movimiento cobarde, tomaron piedras para literalmente apedrear a Esteban hasta la muerte.

UNA PALABRA FRESCA DE DIOS

David Wilkerson

La Escritura nos dice que en ocasiones Jesús sanaba "todos los que le tocaban quedaban sanos" (ver Marcos 6:56). Pero, otras veces, no sanaba debido a la incredulidad de la gente. ¿Cómo sabía Jesús cuándo sanar y cuándo no? Él tenía que oír la apacible y quieta voz de Su Padre, dándole una palabra de dirección. Y Él se gloriaba en oír la voz de Su Padre.

EN LA PRESENCIA DE SU PADRE

David Wilkerson

Fue durante estas horas a solas con el Padre que Cristo oyó Su voz hablar. De hecho, Jesús recibió cada palabra de aliento, cada advertencia profética, mientras estaba en oración. Él hacia peticiones al Padre, le adoró y se sometió su voluntad. Y después de cada milagro, cada enseñanza, cada enfrentamiento con un fariseo, Jesús se apresuraba para tener compañerismo con Su Padre.

DIRECTO DEL CORAZÓN DEL PADRE

David Wilkerson

Jesús, en su ministerio terrenal, tenía que confiar en un diario obrar interno de la voz del Padre. Tenía que depender del Padre en todo momento, para poder oír Su voz dirigiéndole. De otra manera, Cristo simplemente no podría haber hecho las cosas que hizo. Jesús tenía que oír la voz de Su Padre hora tras hora, milagro tras milagro, un día a la vez.

APRENDIENDO A CAMINAR COMO EL CAMINÓ

David Wilkerson

Jesús vivió su vida sobre la Tierra dependiendo completamente del Padre Celestial. Nuestro Salvador no hizo ni dijo nada hasta consultar primero con Su Padre en la gloria. Y no realizó ningún milagro, excepto aquéllos que el Padre le dijo que hiciera. Él declaró: "Según me enseñó el Padre, así hablo... no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada" (Juan 8:28-29).

OBTENEMOS TODOS LOS BENEFICIOS

Gary Wilkerson

Al volver a leer los Evangelios, vemos que todo lo que Jesús hizo en la Tierra fue con el propósito de cumplir con los términos del pacto que había hecho con el Padre. Fue tras las ovejas perdidas; abrió los ojos de los ciegos; resucitó a los muertos; abrió las puertas de la cárcel; habló palabras de vida eterna; realizó obras milagrosas; echó fuera demonios y sanó toda clase de enfermedades. En cada versículo de los Evangelios, Jesús fue cumpliendo las cosas que el Padre le había enviado a hacer.

LA BENDICIÓN DEL SEÑOR

Nicky Cruz

Dios perdonó a David su pecado, pero mira las bendiciones que se perdió David por la caída. Mira de lo que se privó por su aventura con Betsabé, el costo oculto que pagó por desviarse del camino que Dios puso delante de él. Dios le dijo: “Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más” (2 Samuel 12:7-8).