PODER PARA HOY
El apóstol Pedro era de carne y hueso, como todos nosotros, sin embargo, él ejerció autoridad espiritual sobre el diablo. Le dijo al hombre cojo en la puerta del templo: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!” (Hechos 3:6), y el hombre fue sanado. Los líderes religiosos de aquel día reconocieron este poder en Pedro. Ellos le preguntaron, “¿Con qué potestad, o en qué nombre habéis hecho vosotros esto?” (4:7).