Esperanza para Expectativas Destrozadas
Hemos aprendido de Isaías 49 que el Señor conoce tu batalla. Él la ha combatido antes que tú. Y no es pecado luchar con pensamientos de que tu trabajo ha sido en vano, o estar abatido con una sensación de fracaso por expectativas deshechas. Jesús mismo experimentó esto y no tenía pecado.