Puede que estés en medio de un milagro en este momento y simplemente no lo estés viendo. Puede ser que estés esperando un milagro. Estás desanimado porque las cosas parecen estar estancadas. No ves ninguna evidencia de la obra sobrenatural de Dios en favor tuyo.
¿Sabes que es posible andar ante el Señor con un corazón perfecto? Si tienes hambre de Jesús, es posible que ya estés tratando, deseando fervientemente, obedecer este mandamiento del Señor.
Quiero animarte; esto es posible o Dios no nos hubiera dado tal llamado. Tener un corazón perfecto ha sido parte de la vida de fe desde el momento en que Dios le habló por primera vez a Abraham: “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1).
El Antiguo Testamento está lleno del poder de Dios para obrar milagros, desde la apertura del Mar Rojo, hasta Dios hablándole a Moisés desde la zarza ardiente y hasta Elías invocando fuego del cielo. Todos estos fueron milagros instantáneos. Las personas involucradas pudieron verlos sucediendo, sentirlos y se emocionaron con ellos. Y estos son el tipo de milagros que queremos ver hoy, que causan maravilla y asombro. Queremos que Dios rasgue los cielos, baje a nuestra situación y arregle las cosas con un estallido de poder celestial.
Algunos de ustedes han estado luchando con un patrón habitual de pecado durante mucho tiempo. Has orado; has clamado; has esperado la libertad; has ayunado; has pasado consejería; lo has confesado a tus amigos; rindes cuentas a otros.
Pero esa cosa sigue siendo como una espina en tu corazón. Viene contra ti poderosamente y te preguntas: “¿Cuándo seré libre de esto?”
Pablo dijo: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfaréis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16, traducción directa). Suena simple, ¿no? Simplemente camina en el Espíritu. ¡Problema resuelto! Pero, ¿cómo en este mundo aplicas un versículo así? ¿Cómo caminas en el Espíritu? ¿Cómo se ve eso en el diario vivir?
En su descripción de la armadura de Dios, Pablo llama a la Palabra de Dios “la espada del Espíritu” (Efesios 6:17). La Biblia, entonces, no es sólo un libro; es una Palabra viva activada por el Espíritu Santo. Y es un arma para usar en la guerra espiritual. Como dice el escritor de Hebreos: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).
Hoy Satanás está tratando de sacar a la iglesia de su mensaje de la centralidad de Jesucristo. Satanás no desea nada más que desviar al pueblo de Dios de su mensaje y una forma en que lo hace es irritando a los cristianos con la política hasta que ésta los consuma. Cuando esto sucede, todo lo que hablamos es sobre ese tema y Jesús ya no es la preocupación que nos consume.
Pablo expresó su preocupación por la iglesia de Jesucristo cuando oró: “Que Dios les revele no solo la grandeza pasada de Cristo, sino también su grandeza presente”. Esta es su oración específica: “Para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado… y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza” (Efesios 1:18-19).
Satanás no puede sacudir o probar la fe de ningún hijo de Dios sin el permiso del Señor. En pocas palabras, Dios tiene un propósito y un plan detrás de cada prueba que Satanás trae a nuestras vidas. Jesús dio una advertencia al apóstol Pedro: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” (Lucas 22:31).
La Palabra deja en claro que el objetivo principal de Satanás es destruir la fe de aquellos que sirven a Jesús. Pero muchos creyentes encuentran asombroso que el Señor le haya concedido a Satanás acceso a Pedro para probarlo.
Nuestra sociedad está desesperada por hallar esperanza y paz en estos días turbulentos. Anhelan conocer la verdad de Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Ellos estarán observando a los hijos de Dios para ver un testimonio de su provisión y cuidado para con los suyos.