DIOS, ¿POR QUÉ ESTÁS LEJOS DE MÍ?
Cuando experimentas una temporada “seca” en tu espíritu, un tiempo de sentirte aislado y abandonado, indudablemente surgirán preguntas. “Padre, ¿por qué te siento tan lejos de mí? ¿He pecado con demasiada frecuencia? ¿Estás enfadado conmigo? ¿Todavía me amas?” Durante estos momentos difíciles, no tienes ganas de leer la Palabra, orar o alabarle. Y pareciera que Dios estuviera cada vez más distante.