VESTIDOS DE HUMILDAD
“Todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:5).
¡Qué increíble sería si todos los creyentes caminaran en humildad! ¡Qué atractiva sería la iglesia para un mundo perdido, herido y quebrantado, y cuán sanador sería para las personas que han sido heridas en la casa del Señor! Y, además, ¡qué maravilloso y glorioso sería para nuestro Padre ver a su iglesia vestirse con las vestiduras de humildad!