LA RECOMPENSA DE LA PERSEVERANCIA
Cualquier discusión sobre sufrimientos y pruebas debe comenzar con el creyente más desesperado de todos los tiempos: un siervo justo, fiel y temeroso de Dios, dedicado a la oración y a la adoración. Sin embargo, cuando el dolor y los problemas abrumaron su vida, este mismo hombre comenzó a hacer algunos comentarios despectivos sobre Dios en el pináculo de su sufrimiento. “Si yo le invocara, y él me respondiese, aún no creeré que haya escuchado mi voz. Porque me ha quebrantado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa” (Job 9:16-17).