El Trigo, el Fuego y el Martillo
Sólo cuando los creyentes sean alimentados por la Palabra de Dios, apasionados por sus caminos y acepten su obra reformadora, podremos pedir el arrepentimiento de una manera sincera en lugar de crítica.
Sólo cuando los creyentes sean alimentados por la Palabra de Dios, apasionados por sus caminos y acepten su obra reformadora, podremos pedir el arrepentimiento de una manera sincera en lugar de crítica.
Hay personas en todo el mundo que han sido entrenadas para conocer la voz de Dios. Estos santos que oran derraman sus corazones ante él y él se derrama a ellos.
God wants you to be able to hear from him. He wants to give you a ministry to others who will come to you with their burdens and trials. As you pray, his Word will come forth!
Dios levanta un pueblo de oración conforme a su corazón. Lo hace en cada generación. Cerrará los siglos con un grupo de seguidores puros, devotos y osados.
Dios está levantando un pueblo que está enfocado en su voluntad para esta hora de medianoche. Ellos están cansados de vivir en un desierto de mera supervivencia. Lo único que quieren es conocer y hacer la voluntad de Dios.
Hay nueve dones del Espíritu, pero aquí nos centraremos en dos de ellos: milagros y sanidades. Un milagro es una obra instantánea de Dios. La sanidad, por otra parte, implica proceso.
La gracia de Dios recibida debería producir gracia para los demás. Si no es así, probablemente estemos sufriendo por el pecado. Sin embargo, sufrir por la obediencia a Dios hará que nuestro mensaje sea importante para un mundo perdido.
¡Los creyentes debemos preparar nuestro corazón para encontrarnos con Dios y conocer su voluntad! Debemos convertirnos en siervos preparados, equipados para su derramamiento final, y su gloria cobrará vida en cada uno de nosotros.
Este pequeño ejército de fe surgirá del lugar secreto de oración sin otro deseo que el de hacer la voluntad de Dios. Serán valientes y poderosos en la oración.
Eventos sobrenaturales tenían lugar en la iglesia del Nuevo Testamento sin perversiones, espectáculos ni ninguna persona que se atribuya el mérito. La iglesia moderna debería ser la misma.