Nuestra Paz y Fortaleza
Cuando nos proponemos pasar tiempo con Jesús solo por quién es él, él restaurará nuestras fuerzas y abrirá puertas ante nosotros que nadie podrá cerrar.
Cuando nos proponemos pasar tiempo con Jesús solo por quién es él, él restaurará nuestras fuerzas y abrirá puertas ante nosotros que nadie podrá cerrar.
A veces luchamos y nos ponemos ansiosos cuando Dios nos dirige gentilmente hacia sus buenos propósitos. Confiar en su soberanía respecto a sus instrucciones es fundamental en cada nueva temporada de nuestras vidas.
La paz divina no vendrá de esforzarse, de hacer promesas a Dios, de esforzarse por ser mejores. Más bien, se trata de buscar una revelación de lo que Jesús hizo por ti en la cruz.
Muchos cristianos son sacudidos por vientos y olas de doctrinas, inquietos y llenos de culpa, sin seguridad en Cristo. Necesitamos entrar en el reposo de Dios con fe firme.
El único espíritu de violencia que vamos a tener es una fe violenta. Será una santidad fuerte que vendrá contra las puertas del infierno y las fortalezas del enemigo.
Si somos hijos de Dios y ponemos nuestra confianza total en su Palabra y su fidelidad para proveernos, Dios ha prometido bendecirnos; y él no puede mentir.
Si el pueblo de Dios es fiel en el estudio de la Biblia, nos ayudaremos a nosotros mismos y a otras personas mucho más que con otros mil libros inspiradores.
Tú ejerces la fe todos los días. Tomemos un ejemplo del médico y el farmacéutico. Acudes a un médico cuyo nombre apenas puedes pronunciar y cuyos títulos nunca has verificado. Te da una receta que no puedes leer. Lo llevas a un farmacéutico que nunca has conocido antes. Te da un compuesto químico que no entiendes, luego te vas a casa y te tomas la pastilla según las instrucciones del frasco. Todo con una fe confiada y sincera.
La mayor maravilla no es una persona que haya resucitado de entre los muertos. No, es el cristiano quien soporta todas las pruebas, tormentas, dolores y sufrimientos con fe confiada.
Nuestro amoroso Padre celestial nunca conduciría a sus hijos a un desierto seco sólo para dejarlos morir de sed. Dios siempre ha tenido un plan para su pueblo en sus problemas actuales.