El Viento del Espíritu
Los hombres y mujeres que se dirigían al Aposento Alto el día de Pentecostés (ver Hechos 1 y 2) amaban mucho a Jesús. Habían sido enseñados en la escuela de Cristo por el mismo Señor. Algunos habían realizado milagros, sanado enfermos y echado fuera demonios. Eran compasivos y amantes de las almas, pero aún no estaban calificados para ser sus testigos.