El Señor Proveerá

Gary Wilkerson

La historia nos dice que la montaña a la que Abraham llevó a Isaac estaba en una tierra propiedad de un rey llamado Melquisedec. Él era el rey de Salem, el rey de la paz. Abraham ya se había reunido con él antes, pero el patriarca estaba de regreso en esta montaña en la tierra de un hombre que regía en Salem. Abraham llamó a este lugar El Señor Proveerá.

El Gozo que Irradia en Tu Hogar

Claude Houde

Me gustaría compartir con ustedes un principio simple que es poderoso y, sin embargo, a menudo se olvida o se descuida: una familia fuerte y radiante es una familia cuyos miembros se divierten y saben cómo reír juntos.

Quiero destacar el don espiritual del gozo. La Escritura nos dice: "Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol”  (Eclesiastés 8:15).

El Testimonio del Espíritu

David Wilkerson (1931-2011)

El Espíritu Santo mora en nosotros para revelar lo que es verdadero y lo que es falso. Él habla con una voz suave y apacible, en lo profundo del corazón. Muchos de nuestros santos antepasados ​​creyeron en esta obra del Espíritu dentro de los creyentes. Predicaron mucho sobre "tener el testimonio". Ya no escucho que se predique mucho esta verdad. De hecho, ¡el testimonio del Espíritu es prácticamente inexistente en la mayoría de las iglesias de hoy!

El Padre Dispuesto a Abrazarte

David Wilkerson (1931-2011)

¿Alguna vez te ha dicho un amigo o un ser querido, de la nada: “¿Estás enojado conmigo? ¿Hice algo mal?"

Tú podrías simplemente estar callado, absorto en tus pensamientos, por lo que respondes: "No, no estoy enojado. No hiciste nada para lastimarme. Solo estoy en silencio ahora mismo".

Te presionan, diciendo: "¿Fue algo que dije?"

"No, no dijiste nada. Todo esta bien”.

Finalmente, para convencer a esa persona, hay que abrazarla. “¡Mira, te amo! No estoy enojado. ¡Pero si sigues así, me vas a enfadar!“

Satisfechos Con Muy Poco

David Wilkerson (1931-2011)

¡Dios tiene tanto para darte! “Y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10). Él está de pie en un almacén lleno, diciendo: “Soy un Dios amoroso y generoso, pero muy pocos recibirán de mí. ¡No me dejan ser Dios para ellos!”.

Por supuesto, debemos agradecer a Dios por todo lo que ya ha hecho y dado, pero no debemos estar satisfechos con lo que creemos que es suficiente.

Conociendo la Voz de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

Aquellos que realmente conocen a Dios han aprendido a reconocer su voz. Yo creo que se requieren tres cosas de aquellos que escuchan la voz de Dios:

1. Confianza inquebrantable de que Dios quiere hablar contigo. Debes estar completamente persuadido y convencido de esto. De hecho, él quiere que conozcas su voz para que puedas hacer su voluntad. Lo que Dios te dice nunca irá más allá de los límites de las Escrituras.

El Señor Levanta a su Pueblo

Gary Wilkerson

Uno de los nombres de Dios en las Escrituras es Jehová-Nissi. Significa el Dios que provee, que es bandera, que levanta, que exalta. Es una combinación interesante de significados todos juntos en una palabra.

Esta palabra hebrea nissi se usaba en las bodas judías. Cuando los novios estaban en la fiesta de bodas, todos los invitados hacían que la pareja se sentara en dos sillas; luego levantaban las sillas y caminaban por la habitación cargando a los novios. Esa acción de levantar se llamaba nissi.

Cuando Limitamos el Poder de Dios

David Wilkerson (1931-2011)

La Escritura dice de Israel: “Y volvían, y tentaban a Dios, y provocaban al Santo de Israel. No se acordaron de su mano, del día que los redimió de la angustia” (Salmos 78:41-42). Israel se apartó de Dios con incredulidad. Asimismo, creo que hoy limitamos a Dios con nuestras dudas e incredulidad.

Conociendo y Amando a Dios

David Wilkerson (1931-2011)

Voy a hacer una declaración muy impactante; y lo digo en serio; realmente no conozco a Dios de la manera que debería.

¿Cómo sé esto? El Espíritu Santo me lo dijo. Me susurró amorosamente: "David, realmente no conoces a Dios de la manera que él quiere. Realmente no le permites que sea Dios para ti".