“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1 Pedro 5:8-9).
La debilidad te dará simpatía en la tierra, pero no hace nada con Satanás. Él no tiene simpatía ni misericordia. Si caminas por ahí quejándote: “Oh, estoy tan débil, y no he leído la Biblia durante días, y nunca paso tiempo con Dios”, mejor te sería que llames a Satanás para que venga a buscarte.