Proclamando la Victoria
La sangre de Cristo trae victoria y alabanza cuando estamos dispuestos a confiar en el regalo de nuestra salvación.
La sangre de Cristo trae victoria y alabanza cuando estamos dispuestos a confiar en el regalo de nuestra salvación.
Jesús, nuestro Señor y Sumo Sacerdote, llevó su propia sangre al verdadero propiciatorio para la remisión de nuestros pecados. Como creyentes en Cristo, ahora estamos reconciliados con Dios para siempre.
Hoy estamos en un nuevo pacto con Jesucristo, un pacto sellado con su propia sangre. Se te ha dado libre acceso a él sin que ningún pecado te condene.
Prosperamos al saber que Cristo es nuestra agua viva; lo único que tenemos que hacer es estar plantados cerca de él y beber de su arroyo.
La manera de salir del abatimiento del duelo no es a través de una temporada de soledad sino ministrando a los demás. Es al dar que los hijos de Dios reciben
Muchos creyentes no son capaces de explicar realmente lo que significa para nosotros la sangre de Cristo. ¡A través de la sangre de Jesús podemos acercarnos a nuestro padre celestial con confianza y sin temor!
Las Escrituras muestran claramente que es el orgullo y un espíritu altivo e inamovible lo que nos trae abajo. Un corazón quebrantado y un espíritu contrito, sin embargo, capturan el corazón del Señor.
No importa lo que hayamos pasado o lo que hayamos hecho, Dios mira nuestros corazones. Si un seguidor de Cristo tiene un espíritu quebrantado y contrito, Dios estará allí.
Dios sabe que sus hijos siempre estarán insatisfechos con el mundo, incluso con sus respuestas a nuestras oraciones. El Señor es lo que anhelamos; Él es nuestra bendición y recompensa.
En lugar de enfurecerse contra Dios porque no cumple con nuestras expectativas, los creyentes deben aprender a apoyarse y descansar en él porque él es totalmente justo y bueno.