Sea lo que sea que Dios te esté llamando en este momento, ¡da un paso hacia ello! Sus planes van mucho más allá de los nuestros y pueden afectar la vida de personas que nunca podríamos imaginar en este momento.

La Palabra de Dios nunca está limitada por circunstancias hostiles, cultura u obstáculos que nos rodean. Dios plantará y expandirá su iglesia con poder sobrenatural, y estamos llamados a ser fieles a su obra.

No te angusties cuando dudes de las promesas de Dios. ¡Puedes estar seguro de que él las cumplirá cada una a su manera y en su tiempo!

Dios está usando nuestras pruebas para entrenarnos, prepararnos y enseñarnos a confiar en él en todo. El Señor ha planeado un tiempo para que seamos usados y debemos esperar con anticipación sus planes.

La fe y la justicia de los creyentes apasionados se convertirán en un reproche para la tibieza de los creyentes tibios que se consumen en los deseos mundanos.

Dios no comenzará una nueva obra en su iglesia hasta que elimine lo viejo: no pondrá vino nuevo en odres viejos, una verdad que debemos tener en cuenta cuando oramos por un mover de Dios entre su pueblo.

La santidad es mucho más que la negación obstinada del pecado; es una entrega absoluta a Cristo que desencadena una gran y gloriosa pasión por la santidad. ¡La iglesia necesita esto en sus líderes!

Un deseo de felicidad está grabado en la psique de cada persona. Somos prisioneros de nuestra esperanza de felicidad, pero esa esperanza sólo conocerá cumplimiento en Dios.

Para creer en Cristo como nuestro salvador, debemos creer en los milagros donde Dios cambia el curso de la naturaleza. Este tipo de fe se menciona a menudo en las Escrituras y es vital para nuestro caminar con Dios.

El Espíritu Santo no quiere que sepamos tanto de él como de su misión, y esa misión es llevarnos a Jesús y mantenernos en pureza y santidad.